¡Maldito Mosquete!
Esta expresión junto a todas sus variantes (¡Mierda mosquete! ¡Dichoso trasto! ¡Puto cacharro! etc) fueron posiblemente las exclamaciones más escuchadas durante los siglos XVI al XVIII en los campos de batalla de medio mundo. Ingleses (¡Fucking musket!) Franceses (¡Merde Mousquet!) Alemanes (¡Muskete Scheiße!) y hasta chinos(¡滑膛枪狗屎!), renegaban en ocasiones de un arma con la que necesitabas tener tanto coraje para dispararlo como para ponerte delante de él.
Los primeros mosquetes que aparecieron en el siglo XVI nacieron como una variante del Arcabuz, más pesados, con un cañón más largo y mayor potencia de fuego, pero eran más caros, se necesitaba una horquilla y fuerza para dispararlos y seguían con el mismo problema que los arcabuces, el sistema de encendido.
Para disparar un arcabuz o estos primeros mosquetes se utilizaba una mecha que era necesario llevar encendida durante todo el tiempo y enroscada en la mano.
Arcabucero con su característica mecha encendida en la mano.
Háganse ustedes una idea lo que significaba, en medio de una refriega, cargar el arma, manejar la pólvora y todo con una mecha encendida entre tus manos (Además con las dos puntas de la mecha encendida por si se apagaba una). No fueron pocos los problemas que causó este sistema.
Con el tiempo los mosquetes fueron mejorando, se estilizaron, se hicieron más ligeros y transportables y, sobre todo, se inventó la Llave de Chispa.
El sistema era sencillo. Al apretar el gatillo un pedernal choca contra un metal lo que provoca una chispa que enciende la pólvora de la cazoleta que a su vez, a través de un fino agujero(oído), prende la pólvora depositada en el cañón e impulsa la bala. Sencillo ¿No?
Piedra, chispa y pólvora ¿Qué puede salir mal? Pues para empezar, la maniobra de carga del mosquete. Pónganse en situación. De pié y firmes ya que al ser un arma de Avancarga(carga por el cañón) es imposible cargarlo de rodillas o tumbado, demasiado largo el cañón.
Luego cojan un cartucho y muerdan la punta hasta que la bala que hay dentro les quede en su boca.
Con el cartucho abierto levanten la tapa de la cazoleta y depositen un poco de la pólvora dentro, bajen la tapita. Luego introduzcan el cartucho con el resto de la pólvora dentro del cañón, saquen la bala de su boca(espero que no se la hayan tragado) y métanla también.
Saquen la baqueta del mosquete, introdúzcanla dentro del cañón y aprieten para llevar bala y cartucho hasta el fondo. Aprieten bien…Un poco más…
Baqueta de mosquete
Ahora saquen la baqueta del cañón, vuelvan a meterla en su sitio y colóquense el mosquete en el hombro… Apunten… ¡Fuego!
Añadan a todo esto que el enemigo avanza hacia usted con no muy buenas intenciones, sus mandos le están dando gritos, su compañero de atrás le empuja y las balas zurrean a su alrededor como moscardones…. Complicadillo.
Manual de instrucciones para cargar un mosquete y es sólo la primera página.
Un soldado de infantería normal y entrenado no tardaba menos de un minuto en cargar su arma. Y esto si las cosas iban como debían pues podían pasar muchas cosas.
Curioso sistema para llevar el mosquete de los dragones suizos.
Podía ocurrir que derramaras pólvora por fuera de la cazoleta descontrolándose la ignición, disparar sin haber sacado la baqueta del cañón (Por las prisas esto ocurría muy a menudo y en el mejor de los casos te quedabas sin baqueta por lo que no podías volver a recargar. Cuando no reventaba el arma), que se te dislocara el hombro con el retroceso, que estuviera húmedo el cartucho y la pólvora, que se atascara el fino agujero llamado oído…
Mosquetero con su mosquete.
Se calcula que, por una u otra razón, no salían uno de cada seis disparos y eso en condiciones ideales que si había lluvia, niebla o se prolongaba el combate podían fallar uno de cada cuatro o peor.
(NOTA: Cada vez que se disparaba se iban quedando restos del papel del cartucho y pólvora en el cañón por lo que era más fácil que fallara. Aunque los rusos tenían un medio infalible para limpiarlo. Orinaban dentro del cañón y luego echaban pólvora y la quemaban. Quedaba como los chorros del oro, oiga.)
Y si están pensando en hacer de intrépido franco-tirador con un mosquete váyanse ustedes olvidando. Primero porque el humo(sobre todo el que sale de la cazoleta) descubriría su posición a la primera
…y segundo porque la precisión de un mosquete era peor que la de una escopeta de feria. El interior del cañón(ánima) no tenía rayado y las balas salían (literalmente) descontroladas. Aunque su alcance llegaba hasta los 200m. el alcance, con alguna posibilidad de acertar no llegaba a los 50m. La mejor forma de sacar rendimiento a los mosquetes era con descargas numerosas, cerradas y con el enemigo muy cerca… “Cuando podáis verle el blanco de los ojos”
Se estima que sólo entre el 0,2% y el 0,5% de las balas disparadas en una batalla daban en carne y se decía que para matar a un hombre era necesario: “Dispararle siete veces su peso en plomo.”
Por eso se explican las formaciones cerradas de soldados avanzando a pecho descubierto mientras disparaban desde las líneas enemigas. En realidad no daban ni una. Eso sí, si por casualidad te alcanzaba un zurriagazo de mosquete podías ir pidiendo confesión. Su baja velocidad y gran calibre (casi dos centímetros y 30gr. de peso) preparaba unos destrozos muy importantes en el cuerpo y esto sumado a las infecciones, lo hacían mortal de necesidad.
Pero esto cambiaría radicalmente a principios del siglo XIX con la llegada del cañón rayado. Las estrías del cañón hacen girar la bala al ser disparada lo que proporciona una gran estabilidad al proyectil. Esto significó el principio del fin de las largas filas de soldados avanzando y el ver cara a cara a tu enemigo y desde entonces, un mosquete manejado por un tirador eficiente se convirtió en algo verdaderamente peligroso.
Extraído de la gran página: http://historiasconhistoria.es/2011/03/15/%C2%A1maldito-mosquete.php
Índice 
La revista OMNI 
muy entretenida la historia odal 
