Durante el siglo XIX en el Perú como en muchos paises, los bancos privados emitieron sus propios billetes. Dentro de la mentalidad liberal, la idea de introducir controles a la emisión de los bancos estaba mal vista ya que se trataba de una transacción entre el banco y el cliente que confiaba en él. Asi se fundaron en toda Hispano América bancos en las capitales y provincias. Fueron por lo general una gran ayuda al desarrollo y muchas veces su fracaso se debió más a las deudas impagas de los gobiernos que al manejo desorganizado. Aqui quiero iniciar una sewrie de historias de los bancos emisores del Perú con la idea de que otros aficionados escriban as de otros países. No tiene mucho mérito de mi parte porque practicamente copio lo escrito en un Libro que me publicó en 1979 el Banco Central de Reserva del Perú.
Tras las emisiones de San Martín que ya traté hace un tiempo, pasaron cuatro décadas hasta que se fundó el primer banco privado y emitió billetes. Esta es su historia. Los que fueron mis billetes están ahora en el Museo del Banco de Crédito del Perú.
Eburon
El Banco de la Providencia
El primer banco privado del Perú fue fundado por el belga Francisco Watteau con el nombre de “La Providencia Sociedad Anónima General del Perú”. Las gestiones las inició Watteau en setiembre de 1862 y la empresa se constituyó el 15 de noviembre siguiente.
Inicialmente la Providencia debía ser monte de piedad, empresa aseguradora y caja de ahorros. Estaba también capacitada para recibir depósitos. Su capital inicial de medio millón de pesos estaba dividido en acciones de 50 pesos cada una y al iniciar sus operaciones en enero de 1963, el éxito en la colocación de sus acciones había ido tal que uno de los primeros actos del directorio fue elevar el capital a dos millones de pesos.
Fue su primer presidente de directorio el empresario Francisco Quiroz, relacionado con la explotación del guano de las islas, y su gerente el señor Watteau. El Banco comenzó a operar en un local de la calle San Pedro.
Para facilitar las operaciones la administración decidió, en julio de 1863, emitir cien mil pesos en billetes de 5 pesos cada uno, y como estos fueron tan bien acogidos se emitieron billetes en valores de 25, 50, 100 y 500 pesos.
El 12 de abril de 1864 falleció prematuramente Watteau nombrándose a nuevos gerentes y poco después, para adecuarse a la nueva unidad monetaria, el Sol, creada el 14 de febrero de ese año, se acordó en Junta de accionistas una nueva emisión de billetes con valores en soles pero, para facilitar el entendimiento a los usuarios, indicando el equivalente en pesos así esta nueva emisión fue de “20 Soles o sea 25 Pesos”, “40 Soles o sea 50 Pesos”, “80 Soles o sea 100 Pesos” y “400 Soles o sea 500 Pesos”.
Sospechas bien fundadas de mala administración y la aparición de billetes falsos de 5 pesos produjeron una corrida contra el banco que terminó en un cierre de puertas en febrero de 1866. La responsabilidad cayó sobre el gerente Domingo Porras por lo que se cambió la administración. Los nuevos gerentes y los interventores del gobierno supieron hacer volver la calma a los accionistas. Ante la decisión del directorio de sacar adelante al banco, se inicia una segunda etapa presidida por el señor Pedro Denegri en la que dejaron de lado todos los negocios no bancarios. El público recupero la confianza y poco después se produjo una nueva emisión de billetes con valores desde ½ sol hasta 1000 soles impresos unos por la American Bank Note Company y otros por la Nacional Bank Note Company.
En 1868 el banco se mudó a sus oficinas definitivas en la calle Mercaderes, la más importante de la capital, local que ha sobrevivido hasta nuestros días y en las esquinas de cuyos balcones se aprecian los caduceos, símbolo del Banco de la Providencia. Dos años después aumentó su capital a tres millones doscientos mil soles, monto que se mantuvo hasta su liquidación a fines de 1880, cuando estando próxima la ocupación chilena de Lima, La Providencia anunció a sus acreedores y público en general que estaba procediendo a la devolución de los depósitos y demás obligaciones, con lo que terminó la vida del primer banco privado del Perú.