Buenas, por el momento no hay certeza de nada, solamente nos queda especular...
Lo que parece claro es que si sigues la evolución de las monedas del califato, existen grupos de años en los que las monedas parecen mantener un estilo muy semejante, y que entre ellos hay años que podríamos llamar "de transición" en los que pueden convivir los "estilos" del grupo anterior y el del siguiente. No es una norma rígida, pero la tendencia se puede apreciar fácilmente.
La explicación más probable es que el encargado de elaborar los cuños fuera dejando en ellos su toque personal y que, con el paso de los años, fueran distintos operarios quienes se irían sucediendo en el cargo. Quiero pensar que este "artista" dejaría esbozados los caracteres sobre los cuños en blanco, y serían otros empleados de menor categoría o experiencia los que harían el trabajo duro: burilado, templado... todo esto teniendo en cuenta el elevado número de cuños que sabemos que existieron.
De esta forma hay monedas de este periodo con un aspecto muy característico, que quienes estamos algo experimentados podemos datar al primer golpe de vista, casi de lejos, sin necesidad de leer la orla: la segunda que pones, del 358, es un buen ejemplo (por cierto, hay por ahí un trabajo que hizo Pellicer sobre las monedas de esta fecha). Otras como la primera (356) requieren un poco más de atención.
Lo que sí es cierto es que el trazar de forma recta el primer tramo de la leyenda de la orla se convirtió en una especie de hábito... ¿Una forma de darle cierta solemnidad ("en el nombre de Dios...")? ¿Una pista para empezar la lectura por ahí? ¿O un mero recurso de diseño que se perpetuó por pura imitación?
En la variedad está el gusto...