FOTOGALERÍA. Algo particularmente poético tiene el hecho de que un billete o una moneda posean diseños significativos de un territorio. A medida que se usan como unidad de cambio, estos instrumentos de poder viajan entre muchas manos –inclusive entre muchas fronteras y épocas– para mostrar sus bellas historias nativas a través de bocetos y colores vistosos. Aunque la notafilia, esa estilizada afición de coleccionar billetes oficiales, nos ha permitido saber de cientos de ellos, no basta con ubicarlos. La Sociedad Internacional de Billetes Bancarios se aboca a la tarea de nombrar anualmente a los que destacan por su belleza. (texto y fotos: revistatravesias.com)