En el siglo XVII, son pocas las casas de moneda que se mantuvieron abiertas en todo momento. Normalmente se abrían para realizar la labor de alguna moneda que hubiera sido aprobada. Se notificaba a todos los ministros y oficiales de las casas, quienes la preparaban y disponían para la labor y finalizaba cuando hubieran cumplido con las cantidades estipulada, cerrando nuevamente las casas. Las labores podían durar desde un mes a varios años.
En cuanto a las horas de trabajo y el límite de piezas solía indicarse en la orden real o su correspondiente instrucción: normalmente en cuanto a las horas dedicadas a la acuñación, suele indicarse "de sol a sol", y para las cantidades, se establecían en millones de ducados.
Saludos.